Al final, las empresas salen ganando, los consumidores del primer mundo salen ganando, y los trabajadores del tercer mundo salen también ‘ganando’, Micamisetanba teniendo en cuenta que no tienen muchas opciones mejores de supervivencia. En una economía de mercado todo es relativo, y la última palabra la tiene siempre el consumidor, por más que su comportamiento esté condicionado por el bombardeo de la publicidad, Micamisetanba las posibilidades que dan los sistemas de crédito o la caducidad programada de los bienes que adquiere.